lunes, 13 de marzo de 2017

PRÁCTICA 2: UNA SITUACIÓN EN LA QUE HEMOS PEDIDO AYUDA

Cuando abiertamente acepté mi bisexualidad a ojos de toda mi familia, parte de ella, me dieron la espalda, utilizando palabras despectivas hacia mí, y negando este hecho. Fue una etapa muy difícil de mi vida, en la que me vi sola, sin apoyo de mis seres queridos, y ante una injusticia como es el desprecio de los más cercanos, por el hecho de estar enamorada de una persona de mí mismo sexo.

Pero algo tenía claro, y era que no iba a ocultarlo, porque no es nada de lo que nadie debería ocultarse ni avergonzarse, aunque en pleno siglo XXI siga existiendo esa presión social que hace que reprimamos nuestros instintos más primarios, ya que vivimos en una sociedad heteropatriarcal donde salirse de la norma pasa factura.

Tras este hecho, me vi con la necesidad de irme de casa, y pedí ayuda a otros familiares y amigos. He de decir q por otra parte, tuve miedo al rechazo, me sentía incomprendida en un contexto donde ser feliz provoca “miedo”, miedo al rechazo, esa presión social que sin querer acaba metiéndote en su saco.

Pedí ayuda, y otros familiares y amigos, me acogieron en casa llegándose a enfrentar incluso a mi familia, por tal injusticia que estaba viviendo. Fueron muchas las discusiones y enfrentamientos que tuve, y llegue a irme en tres ocasiones de mi propia casa por el simple hecho de ser bisexual.

Quería trasmitir esta vivencia porque creo que nadie debería contener sus instintos más primarios, como es el querer, por temor a los prejuicios de esta sociedad, además de que hay que luchar por que la homosexualidad, bisexualidad, transexualidad… sean normalizadas y no invisibilizadas y juzgadas. 

PRÁCTICA 1: MIEDO, RABIA Y TRISTEZA

En la segunda práctica de Habilidades de Comunicación, nos organizamos todos en forma de círculo con el fin de mejorar la comunicación y la participación de la clase.

El profesor nos planteó 3 conceptos: miedo, rabia y tristeza y pidió que cada uno de nosotros escribiéramos en un papel alguna situación que nos provocara cada uno de esas emociones y que, posteriormente, la metiéramos en su sobre correspondiente, para luego poder ser expuestas oralmente de forma anónima.
Cada uno de nosotros teníamos que coger uno de los papeles que había dentro del sobre y exponerlo en alto al grupo. En el caso de que coincidiera con nuestro propio papel, deberíamos de escoger otra, ya que la finalidad era conocer el sentimiento del otro, empatizar e intentar resolverlo de la mejor manera posible. 


Con respecto al miedo, en la mayoría de los casos predominaba el miedo a sentirse solo, aunque también se dieron casos como el miedo físico, por ejemplo, a los lugares cerrados.
aquí se resalto la importancia de resistir a la soledad como un reto personal de autosuperación, conocerse a uno mismo y aprender a no depender de los demás, es decir, ver la soledad desde otra perspectiva que no tiene nada que ver con algo negativo.

En el sentimiento de rabia predominaba la rabia hacia las injusticias, ya sean de modo global o personal, al no poder hacer nada para cambiarlas, pero también la rabia de sentirnos engañados o de que te juzguen sin conocerte. 
Respecto a las injusticias se llegó a la conclusión de que no podemos acabar con ellas de forma radical pero si que podemos luchar a través de acciones que estén a nuestro alcance, ya sea por voluntad propia o concienciando a la población. 

La respuesta mas común en el sentimiento de tristeza fue aquella que sentimos al perder a un ser querido, este sentimiento es algo inevitable en estas ocasiones ya que es muy difícil no sentir dolor cuando ocurre este tipo de desgracias. Sin embargo, el tiempo es algo muy importante en la etapa de duelo por la que todos pasamos ante estas situaciones.

Gracias a esta práctica conseguimos empatizar unos con otros y conocernos mejor a pesar de que cada sentimiento fuera anónimo. Además de ello, hubo compañeros que se abrieron contando sus experiencias personales sin importar el anonimato, cosa que se agradeció mucho por parte de todos al ver que tienen la suficiente confianza como para contar sus sentimientos dando la cara a todo un grupo. 
Nos dimos cuenta de que hay sentimientos que creemos que solo tenemos nosotros y, sin embargo, le ocurren a mucha más gente de la que esperabas.